El 10 de octubre se celebra el Día mundial de la salud mental.  ¿Sabe usted lo que este término significa?

En primer lugar, es importante mencionar que definir salud mental es complejo, más complejo aún que definir salud física, porque son muchos los factores implícitos en el logro de un bienestar de esta índole. Veamos qué dices la Organización Mundial de la Salud al respecto: “ …la salud mental abarca una amplia gama de actividades directa o indirectamente relacionadas con el componente de bienestar mental incluido en la definición de salud que da la OMS: «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades»«. Sin embargo, lo mental alcanza dimensiones más complejas que el funcionamiento meramente orgánico del individuo. La salud mental ha sido definida de múltiples formas por autores de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial emocional, entre otros.

 “… un punto en común en el cual coinciden los teóricos es que “salud mental” y “enfermedad mental” no son dos conceptos simplemente opuestos, es decir, la ausencia de un desorden mental reconocido no indica necesariamente que se goce de salud mental y viceversa, sufrir un determinado trastorno mental no constituye siempre y necesariamente un impedimento para disfrutar de una salud mental razonablemente buena.

 De manera que la búsqueda de este estado es y tendría que ser constante. Es una obligación del Estado proporcionar servicios de Salud Mental apropiados, sin embargo, en países como el nuestro es la gran olvidada. ¿Qué efecto tienen los factores sociales en la salud mental de la población? ¿Cómo la pobreza, la violencia crónica, los desastres naturales merman ese estado deseable de bienestar al que tenemos derecho?

El sufrimiento, la pérdida de control y las conductas inadaptativas caracterizan la ausencia de Salud Mental, sin embargo, cómo se está en el mundo si la cultura provoca precisamente esto. Es un juego de ratón y gato, un laberinto sin salida, un debate constante y al que no podemos quitarle el índice, no podemos desatender porque es fundamental, es un derecho inalienable que refuerza nuestra condición humana, aunque a ratos parezca demasiado subjetivo. Y a veces, diría con frecuencia,  es el canasto al que echamos la culpa de nuestros males y miserias. Y, tendremos que hacer esfuerzos supremos para reservar nuestra salud mental en esta feroz selva en la que vivimos.

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